El día que cambió la vida de Marcos Machado
Marcos Machado se dio cuenta que tenía problemas de escuchar en su adolescencia. Imagen Ilustrativa.
Sentado en un asiento que se encontraba frente a la profesora, quien está a punto de dar la clase en el colegio Experimental Bilingüe José Figueres y al comenzar, se da cuenta que no la puede escuchar bien. Hace el esfuerzo para entenderla mejor, pero no lo logra. Marcos Machado estaba perdiendo su audición. A sus 13 años había enfrentado situaciones en las que la mayoría del tiempo no podía comprender lo que la gente le estaba diciendo.
Al darse cuenta que algo mal andaba con su audición, le había pedido a su madre que lo llevara al doctor. Marcos Machado temía que le pasaría lo mismo a su familia. Sus primos, tíos y su madre habían perdido la audición debido a la Sordera de los Monge, una condición hereditaria que surgió en Cartago, Costa Rica y única en el mundo.
La Universidad de Costa Rica realizó un estudio sobre la Sordera de los Monge entre los años de 1976 y 1991, el cual estuvo bajo la dirección del doctor Pedro León Azofeifa. Según Seminario Universidad, en esta investigación se señaló que esta condición provoca que haya una posibilidad del 50% que cada niño perteneciente a las familias de apellidos Alvarado, Astorga, Loría, Monge, Quesada, Quirós, Valverde y otros, pueda perder su audición al igual que alguno de sus progenitores.
Por otra parte, el licenciado Eduardo Fournier encontró un antepasado común entre estas familias portadoras de esta condición. De acuerdo a Seminario Universidad, se trataba de un español llamado Felipe Monge Merino que llegó a Costa Rica alrededor del año 1600.
En su visita al consultorio médico, le confirmarían a él su sordera severa tras realizarle una audiometría. Marcos Machado sintió que sus sueños se habían acabado. Había encontrado su pasión por la fotografía y la cinematografía al grabar a todo lo que sucedía a su alrededor con una cámara que había comprado en un viaje a los Estados Unidos. Disfrutaba su pasión era grabar a sus amigos de la secundaria patinando en su tiempo libre.
En un momento supo que quería dedicarse a esto en un futuro; sin embargo, nunca se imaginó que su vida iba a cambiar por completo después de su visita al médico.
Marcos Machado ya era uno de las 1500 millones de personas con algún grado de pérdida auditiva en el mundo y uno de los 70 mil personas sordas en Costa Rica.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), casi el 80% de las personas sordas viven en países de ingresos bajos y medianos. Además, la OMS indica que 430 de los 1500 millones necesitan servicios de rehabilitación. Se estima que, para el año 2050, habrá casi 2500 millones de personas sordas con algún grado de pérdida de audición.
Sus visitas a la clínica audiológica eran seguidas. Después de aquel diagnóstico empezó a utilizar audífonos de diferentes marcas. Cambiaba a cada rato el modelo de audífono en busca de mejoras de sonido. La audióloga le hacía ajustes cada vez que él la visitaba junto a su madre.
Un ajuste, otro ajuste y otro ajuste de sonido. El joven pensaba que estaba conforme, pero al salir del consultorio los sonidos que entraban a su oído por medio de aquel audífono no eran los que esperaba. Se frustraba.
Pasaron los meses y su sordera fue progresando. Sus audífonos no le ayudaban. No volvió a escuchar los mismos sonidos que oía antes de que empezara a perder su audición. No sabía qué hacer. Ya no tenía autoestima ni confianza en sí mismo.
En una de aquellas visitas a la clínica audiológica encontró una publicidad sobre el implante coclear, un dispositivo electrónico que ayuda a las personas sordas a escuchar. Al ver aquella publicidad, a Marcos Machado le dio curiosidad cómo funcionaba ese aparato. Luego de consultar a los profesionales, ellos le advirtieron que podría ser un candidato para la cirugía del implante coclear; sin embargo, su sordera no era lo suficientemente profunda en ese momento.
Esa posibilidad le dio las esperanzas de que algún día iba a escuchar, siguió cada paso que los profesionales del implante coclear le indicaban. No podía esperar que ese día llegara.
A sus 32 años ya se encontraba en el Hospital México esperando por su primera cirugía para un implante coclear. Un mes después, en septiembre del 2016, estaría en el consultorio de su audióloga para la activación del dispositivo electrónico.
En aquel consultorio con las paredes pintadas de blanco y espacioso, Marcos Machado, sentado frente al escritorio de su audióloga y con sus padres en ambos lados, esperaba ansioso en escuchar la voz de su madre por primera vez después de un largo tiempo. La señora, quien también se había implantado, se levantó y se colocó detrás de su hijo para que él tratara de captar mejor su voz.
Para él, ella se escuchaba deformada. Marcos Machado describió la voz de su madre como la del pato Donald. Estaba sorprendido. Los profesionales le habían dicho que no iba a oír los sonidos en su rango normal de una vez sino que después de varias sesiones de terapia de lenguaje, ya podía ser capaz de escuchar los sonidos que antes no lograba captarlos.
Ahora en Brasil, Marcos Machado está en espera para su segunda cirugía de su segundo implante coclear en el otro oído.
A sus 37 años, su historia lo había llevado a diferentes países del mundo a contar sus experiencias como persona sorda con implante coclear. A través de sus redes sociales comparte historias y experiencias de otras personas sordas usuarias de implante coclear, incluso la suya.
Las puertas para su vida profesional se abrieron tras la activación de su implante coclear. Cinco años después de aquel día contaría con cuatro proyectos audiovisuales hechos y algunos de ellos publicados en YouTube.
Marcos Marchado, sentado en la silla frente a su escritorio dentro de su apartamento en República, que se ubica en San Pablo, Brasil; prende la computadora. Abre el programa de edición y se pone a editar su próximo proyecto audiovisual, un documental.
Nota: Esta crónica fue escrita el 11 de noviembre de 2021.