Mi debut en Tokio 2020
La paratleta costarricense, Melissa Calvo, contó su experiencia en los Juegos Paralímpicos Tokio 2020.
Una pista, marcada con números y señales, donde los atletas y paratletas luchan por lograr sus objetivos en los cuales trabajaron por varios meses. Imagen Ilustrativa. Crédito: Austris Augusts.
Entré a la pista marcada con líneas blancas que rodeaban alrededor en aquel estadio. Llevaba puesto unos shorts negro, un top rojo y unas mangas rojinegras. En mi pecho llevaba un rótulo con mi apellido: Calvo. Me dirigí a mi posición, en el carril número ocho y me preparé para la carrera. Los 100 metros lisos en la categoría T-13.
Las otras cinco competidoras se ubicaron en sus posiciones. Me agaché como las demás chicas y puse un pie en el taco trasero y el otro en el taco delantero. Me preparé para la señal, levanté la pelvis y mantuve las manos sobre la pista. Los nervios invadieron en ese momento. Era la primera vez que, yo, Melissa Calvo, competía en los Juegos Paralímpicos.
En aquel estadio donde se encontraba la pista, no se escuchaban los gritos de apoyo de los espectadores como en las ediciones anteriores de los Paralímpicos. Lo único que había en el Estadio Olímpico de Tokio eran las delegaciones de cada país participante en esta disciplina y unos cuantos periodistas.
Debido al aumento de casos de contagios de COVID-19 en Japón, los organizadores de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos anunciaron el 8 de julio de 2021, de que ambos eventos se iban a realizar sin espectadores.
Se escuchó un disparo, al fin llegó la señal. Salí corriendo como las demás competidoras. Toda la preparación que había hecho antes de la competencia iba a ser crucial en ese momento.
Antes de llegar a Tokio, había entrenado en el gimnasio y en las pistas en Belén y Hatillo. Además, recibí terapia física y apoyo psicológico y nutritivo.
Traté de correr lo rápido posible para llegar a la meta, mientras las demás corrían aún más rápido. Llegué a la meta y me detuve unos metros después. Esperé los resultados. Unos segundos después aparecieron y me enteré que acabé de última en el heat con una marca de 14:25. No estaba del todo contenta con ese resultado. Esperaba superar la marca que logré en los Juegos Parapanamericanos Lima 2019 con 13:78.
Sin embargo, tenía que prepararme para la siguiente competencia: los 400 metros lisos en la misma categoría. Una última oportunidad. Regresé a la Villa Olímpica, una zona con edificios alrededor donde los atletas descansaban. En aquella Villa se podían ver las banderas de cada país participante en los balcones de cada edificio. Argentina, Estados Unidos, México, Francia y muchos más.
Llegué a mi habitación dentro de un apartamento amplio donde me hospedé con varias personas, entre ellas Camila Haase, quien compitió por primera vez en los Paralímpicos en Río 2016 y ahora, tuvo la oportunidad de participar en Tokio. Era un apartamento con una sala grande, cinco habitaciones y dos baños.
Me metí a la ducha y luego, tomé un descanso. Los siguientes días iban a ser cruciales para mi competencia en los 400 metros lisos en la categoría T-13.
Los Juegos Paralímpicos en Tokio 2020 se llevaron a cabo del 24 de agosto al 5 de septiembre de 2021. Participaron 4520 paratletas provenientes de 163 países, nueve de ellos éramos nosotros, representando a Costa Rica.
La participación de los paratletas en los Paralímpicos no fue televisada. Ningún medio de comunicación transmitió nuestras competencias. Nadie pudo vernos, mientras Costa Rica pudo disfrutar las Olimpiadas, ya que fueron televisadas en Repretel y además, Claro Sports nos dio la posibilidad de ver a los atletas que asistieron a las Olimpiadas.
Sin embargo, Claro Sports anunció unos días de que empezaran los Juegos Paralímpicos que no los iban a transmitir en vivo, sino que los costarricenses podían ver los resúmenes de las competencias que duraban dos horas. Por otro lado, Repretel no compró los derechos para transmitir los Paralímpicos. La única esperanza era el canal oficial en YouTube de los Juegos Paralímpicos, no obstante en aquel momento no se sabía si iba a estar disponible en todo el mundo.
Debido a la falta de apoyo mediática, la Federación de Paradeportes y Programa Nexos de QUINCE-UCR realizó una petición abierta para recolectar firmas con el fin de crear conciencia de dar visibilidad a la población con discapacidad, así como a los paratletas. Esta petición iba dirigida a los medios de comunicación nacionales, la Oficina de Control de Propaganda del Ministerio de Gobernación y Policía de Costa Rica y al Colegio de Periodistas y Profesionales de la Comunicación.
Caminé con mi entrenador, Keith Stewart, hacia el entrenamiento. Mi próxima competencia era el jueves 2 de septiembre, tres días después de mi debut.
Aún recordaba aquel momento en el que me dijeron que había clasificado a los Paralímpicos. Estaba tan feliz y no podía creer que por fin iba a los Paralímpicos a mis 21 años. Ocho años después de haber empezado a competir en esta disciplina, finalmente lo había logrado. Lloré bastante en ese momento. No lo podía creer.
Desde que llegué a Japón estaba emocionada por compartir esta experiencia con mi amiga Camila. Entre los atletas nos apoyábamos en nuestras disciplinas. Todos estábamos allí para representar a Costa Rica.
Sin embargo, sabíamos que nuestra participación en nuestras disciplinas no la iba a ver nuestras familias en la televisión. Ellos tuvieron que buscar dónde vernos en otros medios. Esta no era la primera vez que sucedía esto, en las ediciones pasadas de los Paralímpicos, nadie podía ver a los paratletas participar.
Todas las personas que nos apoyaban se enteraban de los resultados después de nuestras competencias a través de las publicaciones del Comité Olímpico Costa Rica y de pocos medios que nos seguían como por ejemplo, La Jornada de Delfino.cr.
El día ya había llegado. Ya era el 2 de septiembre. Volví a entrar a la pista en aquel gigantesco estadio, pero esta vez con un traje diferente, un top y mangas rojiazules y unos shorts negros.
Me preparé para correr, me agaché y puse un pie atrás y el otro adelante. Sonó el disparo y salí corriendo. Las demás cinco competidoras también salieron corriendo, todas con el mismo deseo: dar todo lo mejor posible.
No obstante, algo inesperado ocurrió.
Me había salido del carril. Estaba descalificada de la competencia. No lo podía creer. Había incumplido la regla 18.5 de la Federación Mundial de Paratletismo. Claramente no estaba feliz de que mi participación en esta edición de los Paralímpicos terminara de esa manera.
Lo único que pude hacer es aprender de los errores que había cometido en ambas competencias y mejorar para estar mucho más preparada en los próximos Paralímpicos en París 2024. Para ello, los siguientes tres años iban a ser cruciales. Recogí las maletas y me despedí de Tokio. Ya no podía esperar llegar a Costa Rica y estar con mi familia.
Nota: Esta crónica fue escrita el 22 de noviembre de 2021.